miércoles, 1 de mayo de 2013

Mujer que soy ...

Desde la mujer que soy, a veces me da por contemplar aquellas que pude haber sido; las mujeres primorosas, hacendosas, buenas esposas, dechado de virtudes, que deseara mi madre. No sé por qué la vida entera he pasado rebelándome contra ellas. Odio sus amenazas en mi cuerpo. La culpa que sus vidas impecables, por extraño maleficio, me inspiran. Reniego de sus buenos oficios; de los llantos a escondidas del esposo, del pudor de su desnudez bajo la planchada y almidonada ropa interior. Estas mujeres, sin embargo, me miran desde el interior de los espejos, levantan su dedo acusador y, a veces, cedo a sus miradas de reproche y quiero ganarme la aceptación universal, ser la "niña buena", la "mujer decente" la Gioconda irreprochable. Sacarme diez en conducta con el partido, el estado, las amistades, mi familia, mis hijos y todos los demás seres que abundantes pueblan este mundo nuestro. En esta contradicción inevitable entre lo que debió haber sido y lo que es, he librado numerosas batallas mortales, batallas a mordiscos de ellas contra mí -ellas habitando en mí queriendo ser yo misma- transgrediendo maternos mandamientos, desgarro adolorida y a trompicones a las mujeres internas que, desde la infancia, me retuercen los ojos porque no quepo en el molde perfecto de sus sueños, porque me atrevo a ser esta loca, falible, tierna y vulnerable, que se enamora como alma en pena de causas justas, hombres hermosos, y palabras juguetonas. Porque, de adulta, me atreví a vivir la niñez vedada, e hice el amor sobre escritorios -en horas de oficina- y rompí lazos inviolables y me atreví a gozar el cuerpo sano y sinuoso con que los genes de todos mis ancestros me dotaron. No culpo a nadie. Más bien les agradezco los dones. No me arrepiento de nada, como dijo la Edith Piaf. Pero en los pozos oscuros en que me hundo, cuando, en las mañanas, no más abrir los ojos, siento las lágrimas pujando; veo a esas otras mujeres esperando en el vestíbulo, blandiendo condenas contra mi felicidad. Impertérritas niñas buenas me circundan y danzan sus canciones infantiles contra mí contra esta mujer hecha y derecha, plena. Esta mujer de pechos en pecho y caderas anchas que, por mi madre y contra ella, me gusta ser.

GIOCONDA BELLI

martes, 26 de marzo de 2013

Restauración de la capacidad de asombro ...

"Posiblemente hablar por teléfono es algo tan normal, tan natural en la vida moderna, que apenas podemos ver en ello alguna significación profunda. Sin embargo, mi teoría es que nosotros, gente moderna, tendemos demasiado a pasar por alto el poder mágico, la realidad milagrosa de muchas cosas ... A veces me dan ganas de fundar una "Hermandad para la restauración de la capacidad de asombro".

Así pues, el que tú me llames es algo que no se puede juzgar de acuerdo con las ideas de siempre de "telefonear", "hacer una llamada", etc. Externamente no es nada más que eso: una de las billones de llamadas ... Pero en mi alma y en mi vida es un hecho individual, único, incomparable a otro. ¿Cambian algo cinco, diez minutos de conversación en la tónica, el resultado vital de un día que consta de veinticuatro horas? Definitivamente para mí lo cambian todo. Al fin y al cabo, la vida es la suma del día a día y el día en que hablo contigo nunca será un día perdido. No importa si tenemos cosas importantes que decirnos o no. Cuando hablamos, para mi las palabras son tan sólo lo que las ramas de los arboles o los cables del telégrafo para los pájaros: el soporte material de las alas y el canto. Tu voz es para mí canción para el alma ..."

Pedro Salinas "Cartas a Katherine Whitmore".

lunes, 25 de marzo de 2013

Muertos de sed

¡Cuántas lagrimas hay detrás de las máscaras!
¡Cuánto más podría el hombre llegar al encuentro con el otro hombre si nos acercáramos los unos a los otros como necesitados que somos, en lugar de figurarnos fuertes!
Si dejáramos de mostrarnos autosuficientes y nos atreviéramos a reconocer la gran necesidad del otro que tenemos para seguir viviendo, como muertos de sed que somos en verdad, ¡cuánto mal podría ser evitado!

“La Resistencia”, Ernesto Sabato

jueves, 21 de marzo de 2013

En el día de la poesía ...

UN POEMA QUE ENCIERRA LECCIONES DE VIDA ...

Mi amor, este poema
es para que lo leas cuando no esté a tu lado,
cuando no pueda ya cuidar de ti.

No te conformes nunca con alguien que no piense
que tu eres una llama más antigua que el fuego,
que tú eres su razón para vivir.

Aprende a no querer a los que no te quieran
y elige bien a qué le tendrás miedo:
no habrá sombra que oculte lo que tú temas ver.

Escapa del que piense
que el aire es la pared de lo invisible
y huye de aquel que crea
que es más feliz quien menos necesita,
porque ése no podría necesitarte a ti.

No te rindas, no olvides jamás que la tristeza
sólo es la burocracia del dolor.
Y si sientes que el mundo se derrumba,
no intentes abrazarte
a otro que esté cayendo a la vez que caes tú,
como yo hice contigo.

Algún día
tendrás que despertarte para salvar tus sueños.
Algún día sabrás que en las promesas
hay siempre un cristal roto
en el que aúlla el viento frío de la mentira.

Recuerda todo eso.

No escondas lo que sientes por miedo a ser frágil,
como aquellos
que por guardar tan bien lo que más les importa,
lo pierden para siempre.

Recuerda que no hay nada que no pueda
ocurrir cualquier día.
No olvides que esta obra ha terminado.
No olvides que le hablas a un teatro vacío.

Benjamín Prado

martes, 19 de marzo de 2013

Lecciones vitales ...

"De nuestros miedos nacen nuestros corajes,
y en nuestras dudas viven nuestras certezas.
Los sueños anuncian otra realidad posible,
y los delirios otra razón.
En los extravíos nos esperan los hallazgos
porque es preciso perderse para volver a encontrarse."

Eduardo Galeano.

domingo, 25 de noviembre de 2012

Menos es más

Recuerdo una época en la que no había colores simultaneamente contrastados en una misma imagen. O era muy feliz o muy desdichada. 

Mis decisiones eran completamente blancas o estaban teñidas de negro. 

No veía infelicidad en la felicidad y cuando me sentía infeliz me hundía en las penumbras de la desesperanza. Por eso, raras veces hacía concesiones a la tristeza. 

Ahora, es distinto. Soy más consciente de las sombras que encierra una feliz decisión y cuando me siento infeliz lo hago con el corazón de viernes, sabiendo que mañana será sábado. 

Hay "menos felicidad" y "menos tristeza" pero cuanto más de verdad es todo. Menos intensidad, más frecuencia. Como las variables del ruido. 

Como dice alguien que yo me sé (o creo saber) soy razonablemente feliz. Algo que me ofendía escuchar (quería oirle decir que era muyyyyy feliz a mi lado) y que ahora entiendo. 

A.